
Cada semana vivimos enganchados a la televisión... Cada uno de nosotros tienes sus preferencias y todos tenemos una serie semanal que no podemos perdernos... una... o varias a la vez... ¡¡o todas!!
El caso es que vivimos pendientes del hilo de una historia ficticia que nos llena tanto que a veces no podemos dejar de pensar en ella... Lo mejor de todo, aparte de disfrutar viendo la serie en concreta es, al día siguiente, comentar cada minuto que hemos estado frente al televisor.
Como consecuencia de la era de las telecomunicaciones, hay personas que tienen la posibilidad de adelantar capítulos y, claro, a veces nos ataca la intriga. Que si yo ya he visto lo que pasa en el siguiente capítulo, que si es muy fuerte, que si tal o cual... Y la otra parte tiene que luchar con un enorme montón de diablitos y ángeles pequeños en su cabeza que le dicen: ¡quiero saberlo!, no, no, espera, espera a verlo por ti misma; no, quiero saberlo ahora, no puedo esperar... No, ¡esperaré!
Y aunque cuando acaba una trama televisiva pensamos que no podremos seguir sin ella, siempre aparece una nueva... y la historia vuelve a comenzar. ¡Qué se le va a hacer! Es un círculo vicioso...
En algún momento hay que decidirse, los muros no mantienen a los demás fuera, si no a ti dentro. La vida es un caos, somos así. Puedes pasarte la vida levantando muros, o puedes vivirla saltándolos. Aunque hay algunos muros, demasiado peligrosos para cruzarlos. Lo único que sé, es que si finalmente te aventuras a cruzar las vistas al otro lado son fantásticas.

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